lunes, marzo 06, 2006

Managing Change

Mi vida ha cambiado.

Parece ser que lo que decían las estrellas, y al igual que éstas todos los que se fueron de Erasmus antes que yo, era verdad: la Erasmus te cambia la vida. Supongo que esto no es para siempre, puede que sea solamente un pequeño kit kat de adrenalina en el cual te importa poco todo y a todo le sacas el máximo partido.

La visita de Coco con Ana no pudo llegar en mejor momento, en plena época de cambios. Ningún cambio físico claro, tampoco lo hay en lo que es la forma de ser, solamente existe el hecho de que cambias, tu vida se pone a cambiar y tus amigos más cercanos al verte lo notan. Puede que seas el mismo, que ni hayas engordado ni tan siquiera adelgazado, pero te has vuelto más todo, más seguro de tí mismo pues has aprendido a hablar con propiedad un idioma que no es el tuyo, más pícaro pues no tienes vergüenza a decir las cosas de otro modo, más observador pues las cosas tiendes a contemplarlas con otros ojos,... más distinto a fin de cuentas.

¿Y todo este cambio para qué? Pues para que lleguen tus colegas por décimo novena vez desde que estás aquí y te digan que te sales del pellejo y que lo nuevo que has adquirido ahora no es sino otra cosa que algo que aunque dormido, estaba latente en algún lugar raro dentro de tí. Aún me hace gracia la frase de Ana (creo), en la que decía que el cambio de actitud que he experimentado se tuvo su inicio incluso en el verano... Será que fué ahí cuando empecé a tratar con la gente del Erasmus incluso antes de comenzar a conocerlos en persona... Esos primeros meses charlando con gente acerca de prácticamente nada, todos expectantes de algo que ni tan si quiera imaginábamos, conversaciones raras, donde pocas eran las pistas que se daban de cómo éramos... simples vagas ideas con algunos, con otros tal vez mayor confianza, y otros que ni tan siquiera estaban en la lista de contactos... Y cómo hemos cambiado, qué diferentes que son ahora de cómo cuando los conocí por primera vez!!!

Todos llevamos debajo de nuestra piel algo que no conocemos de nosotros mismos, que sale a la superficie tal vez en momentos muy puntuales o únicos. Son momentos de verdadera locura, la cual nos hace sentirnos incómodos delante de la gente que nos conoce de toda la vida, porque lo diferente siempre asusta. Muchas muchas veces al cambiar el rol que al parecer construimos con los años, al aparecer estos "cambios" la gente se sorprende e incluso los rechazan, es como no ser quién debes. Aquí esto no sucede, en el Erasmus la gente no te conoce, no sabe cuál es tu rol, es como si empezaras de nuevo... Es entonces cuando eso que llevas dentro parece tomar conciencia de la situación y aprovecha para sacar partido a la ventaja, el león despierta... peligro!!

No solo es el tiempo lo que cambia aqui, pasando de dias soleados a dias con nieve donde hacer el tonto con los franceses y el italiano se convierte en lo mejor de una tarde aparentemente aburrida, hasta el frio se aguanta bien, cuando cambias y te adaptas a la nueva temperatura, sino que nos lo digan a los que nos tiramos por la ladera de los campos de futbol. Al igual que el tiempo cambia en Escocia, bastantes son las cosas que noto en mí aquí que han cambiado, explicarlas a los nuevos no se puede hacer, hacerlo significaría perder horas y horas de charla contínua para que al final vean solo un poco de como eres en la ciudad de origen... No sé si estos cambios, pequeños la mayoría, algunos tal vez algo impactantes, hacen de mi otra persona; lo que si noté al volver a Cádiz es que los tenía, y ahora noto que se acentúan a la vez que surgen otros nuevos, estos últimos totalmente desconocidos para mí. Me hago entonces demasiadas preguntas, paso horas muertas debatiendo conmigo mismo si es solo un kit kat o si esto se va a convertir en nuevas facetas que permanezcan con la vuelta a la monotonía, y lo que es peor, podrán conservarse allá, donde la gente que te conoce y juzga día tras día no suelen ver con buenos ojos esos cambios...

Sé que no soy el único que está cambiando, somos muchos los gaditanos nómadas en estos momentos. Supongo que la vuelta a Cádiz se plantea dura para todos, se plantea como otro reto más del Erasmus y no como el simple fin del mismo. Es duro pensar que volver a tu ciudad de toda la vida pueda ser una dura etapa, ahora creo que entiendo las palabras de mi amigo Pablo tras su año en Alemania, donde se observó un claro cambio de actitud tras su vuelta. Pero también me hago otras preguntas, cómo si este cambio que estoy desarrollando en Escocia podría haberse dado también en España... nunca lo sabré.

El Erasmus ya tiene los días contados... pero a mi al revés que a otros muchos me parece super excitante saber que queda aún menos, porque le da más ganas y más velocidad a las cosas. Es como si tuviera la obligación de hacer todo aquello que no he hecho, y son muchas las cosas que me he callado, las cosas que no me he atrevido a hacer, o las cosas que ni tan siquiera aún me he planteado. Son esas cosas las que realmente me animan a pensar que la última semana que estemos aquí será las más buena de todas, porque ahí es cuando puedo apostar que es cuando con más ganas me sentiré de poder aceptar el cambio que haya realizado. No pienso en perder a nadie, pienso en como ganarmelos para siempre.

1 Comments:

Blogger Bossman said...

Tienes toda la razón. El Erasmus despierta en todos nosotros cambios. Yo también me he preguntado si esta transformación se habría realizado si no hubiera salido de España. Creo que difícilmente, pero de lo que sí estoy seguro es de que no me arrepiento de estar experimentando tantas situaciones nuevas, ya sea descubriendo una cultura nueva, encontrando gente especial que me aporta siempre algo interesante o básicamente conociéndome a mí mismo.

Al fin y al cabo en esta vida siempre estamos aprendiendo.

Un abrazo grande!

11:54 a. m.  

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