Primavera que no llega

Entramos de lleno en la última etapa del Erasmus, esa en la que todos sabemos que el día fatídico está por ahí delante, pero en la que por suerte ninguno piensa en él, puesto que ni nosotros mismos queremos nombrarlo. Pero Escocia parece que lo sabe aún mejor que nosotros y se empeña en enseñarnos su cara más hermosa, su luz y su color, su brillo y armonía para que la aprovechemos al máximo, al 100% o incluso aún mucho más.

Es un pasear por Princes Street y no parar de mirar a todos lados, las tiendas, las luces que se forman al reflejarse en las ventanas de las casas de la Old Town, los claro oscuros que se forman en las distintas fachadas del Castillo de Edimburgo, todo te invita a sentarte en los jardines de Princes a simplemente quedarte pensando en lo mucho o poco que te importa que la gente te busque o sepa de tí, en dónde estás... solamente importa quedarte tirado allá, mirando a un cielo completamente despejado y pensar que ese momento ha sido un regalo, que es increible la suerte que se tiene de poder estar aquí, y no en otro lugar, en una ciudad tan bella como ésta, una ciudad que voy conciendo mejor día trás día... Una ciudad que poco a poco se va convirtiendo en parte de mi propia historia y al igual que la mía, la de muchos otros.

El tercer term empieza tal y como debía de ser, viniendo de un més de descanso en casa, probablemente el mejor lugar para descansar. Durante este més ha sido cuando he tenido más y más tiempo para ponerme a sacarle aún mucho más partido a Edimburgo,... lo he mirado desde la distancia, desde ese lugar donde te sientas y entierras tus pies en la arena, notando como la suave brisa ondea el pelo y besa la piel, donde el sol se empeña en cambiar de color tu rostro, dándole un tono rojizo al principio, oscuro después... Y desde allá, 3000 km o tal vez más de pensamientos, recordando cada uno de los mejores momentos, viendo que Edimburgo se ha convertido ya en la ciudad que soy capaz de recorrer desde la distancia, mirando sus calles, sus inclinadas cuestas, sus gastados adoquines,... Pero haciendo seguro que quisiese aprovechar mejor y mejor lo que tenía en esos momentos, lo que se me mostraba delante, mi tranquilidad, la playa, mi ciudad y todo lo que es ella... Lo siento Edimburgo no puedo comparar la calidez que puedas tener, sigo enamorado de otra y eso hace que ahora me cueste observarte mejor.

Me noto que estoy más tranquilo, más sosegado, más en "my own". Vivo la vida un poco con más detenimiento, creo que ya iba siendo hora de un trozo del Erasmus tranquilo, sin tener que ver que esto estaba cambiando poderosamente mi comportamiento y forma de ser. Hubo momentos en los que al "mirarme" al espejo notaba como otro "yo" distinto al mío se apoderaba de mí por momentos. Asi que la determinación de coger y para el carro ha sido tomada, por lo menos durante un tiempecillo!! Seguramente no aguante tampoco demasiado estando tranquilo, jejeje!

A seguir descubriendonos!!!!